El repunte de casos golpea duramente al importantísimo y ya muy perjudicado sector turístico español. Se estiman pérdidas millonarias y cientos de miles de desempleados.
por Jesús Lozano
MADRID, España.- Vacaciones frustradas, centenares de fiestas populares canceladas, celebraciones familiares aplazadas, discotecas cerradas, negocios turísticos y de temporada paralizados, hoteles semivacíos… y pérdidas multimillonarias, así como cientos de miles de desempleados. Es el rastro que el coronavirus deja este verano en España.
El aumento de brotes activos, más 800, y de contagios es incesante (hasta 3.000 casos nuevos en un día) desde el 21 de junio pasado, cuando la epidemia se daba por controlada prácticamente y terminaron más de tres meses de estado de alarma.
Solo la región de Cataluña notificó este sábado 1.120 positivos en las últimas 24 horas y 6 fallecidos, mientras se intensifican las pruebas PCR en barrios de la ciudad de Barcelona. Y el País Vasco declarará el lunes la emergencia sanitaria.
Durante las últimas semanas, cada región se afanó en contener por su cuenta la transmisión del virus con restricciones dispares, hasta que el Gobierno central decidió intervenir.
El Ministerio de Sanidad y las autoridades regionales acordaron la aplicación uniforme de varias medidas radicales y comunes en todo el país, como el cierre de todos los establecimientos de ocio nocturno (discotescas, bares de copas), considerado el principal foco de contagio.
Y decidieron adelantar el horario de cierre de restaurantes a la 1 de la noche y prohibir fumar al aire libre, también en las terrazas de restaurantes, bares y cafés, si no hay una distancia mínima interpersonal de seguridad de dos metros.
Otro mazazo al turismo
Éstas y otras limitaciones de las actividades socioeconómicas, el propio temor de la población al contagio y las duras advertencias del Reino Unido y Alemania sobre los riesgos de ir a España por el repunte de casos vuelven a golpear duramente al importantísimo y ya muy perjudicado sector turístico español.
El turoperador alemán TUI, el mayor del mundo, y otros cancelaron desde este sábado los viajes organizados a España (excepto a las islas Canarias, en el Atlántico) hasta el 24 de agosto, después de que Alemania desaconsejara los desplazamientos no necesarios.
Estas decisiones perjudican especialmente al archipiélago mediterraneo de Baleares, muy frecuentado por alemanes (4,5 millones en 2019).
El organismo público Turespaña avanzó esta semana que la previsión de ocupación aérea para agosto de los principales mercados turísticos de origen refleja caídas superiores al 50 % en tasa interanual.
La Mesa de Turismo, que representa a empresarios y profesionales, calculaba a últimos de julio que la paralización del sector pueder suponer la pérdida de 90.000 millones de euros hasta finales de septiembre.
Esperanzas truncadas
Antes de la pandemia, el turismo representaba el 12,7 % del PBI español y el 12,7 % del empleo (2,45 millones de trabajadores). España recibió 83,7 millones de viajeros extranjeros en 2019, con británicos (18 millones), alemanes (11 millones) y franceses (11 millones) a la cabeza.
Después de una primavera sin actividad debido al estado de alarma, las empresas turísticas confiaban en salvar parte de la campaña veraniega, la más importante del año, que supone el 70 % de los ingresos anuales, sobre todo en las costas. Pero la realidad de un verano totalmente atípico desde hace muchos decenios truncó cualquier esperanza de recuperación.
Entre junio y septiembre de cualquier otro año, España se llena de bullicio en las calles, diversión y turismo de masas, que es uno de los motores de la economía nacional. Pero no esta vez.
En torno a un día como hoy, festividad de la Asunción de la Virgen, carreteras, aeropuertos y estaciones de tren se llenan de viajeros; verbenas, ferias, procesiones religiosas y espectáculos musicales, taurinos, teatrales y pirocténicos se multiplican, mientras millones de veraneantes abarrotan playas, paseos marítimos, restaurantes y terrazas. Pero no este año.
Enfado empresarial
La decisión de cerrar todos los locales de ocio nocturno y restringir el horario de apertura de establecimientos de gastronomía será recurrida en los tribunales por las patronales españolas del sector, que reclaman ayudas públicas para evitar la quiebra de negocios.
Según la Asociación Internacional del Ocio Nocturno, sin ayudas, el 80 % de ellos se perderá.
Con 25.000 empresas, el ocio nocturno genera 200.000 puestos de trabajo en España y supone el 1,8 % del PBI, según datos de la federación nacional España de Noche.
Su presidente, Ramón Mas, criticó que los cierres y restricciones se acordaran sin hablar con el sector, sin una planificación de futuro y sin ofrecer ningún tipo de compensaciones, aseguró.
“Ya estamos cansados de esta situación. No se puede jugar así con el patrimonio, las empresas, los trabajadores y tantas familias”, lamentó Mas.
“No lo podemos consentir (…) El Gobierno está tomando medidas contra nuestro sector y sin tener evidencias de que vayan a ser útiles”, dijo, a su vez, el presidente de la patronal Hostelería de España, José Luis Yzuel, quien aseguró en otro orden de cosas, que “no existe evidencia científica” de que fumar pueda provocar contagios.
EFE.